"....En enero de 2012, en una página de Facebook del colectivo Las Piedritas, aparecieron fotografías de niños entre ocho y diez años de edad, sosteniendo fusiles AK47 como si fueran osos de peluche, a solo cinco cuadras de donde estamos. Allí hay una pared en la que está pintada la Virgen, sosteniendo una metralleta en vez de a Jesús.
Aunque los líderes visibles del 23 no hablan de armas, cualquiera en la calle es capaz de decirte que, si bien por aquí hay cuanto fusil y pistola guardada, lo importante no es sacarlas, sino saber que están ahí, por si se necesitan. "Bienvenidos a la Piedrita en paz, si te vienes en guerra, te combatiremos, patria o muerte", se lee en una valla.
Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de la Violencia, ha alertado en varias ocasiones sobre el peligro que representan algunos colectivos armados del 23, que según él sobresalen como paramilitares con el aval del Gobierno. Denuncias hay muchas. El
sociólogo Luis Cedeño, director de la ONG Paz Activa le dijo al diario El Universal, de México, algo que hace recordar la realidad de algunos barrios de Medellín: "los colectivos ejercen control y se nutren de puntos de peaje cobrando dinero. Controlan el microtráfico de drogas y suplantan a la autoridad".
La panorámica que ofrece este barrio al avanzar más hace que uno crea, por momentos, que lo que recorre no es una comunidad, sino un micropaís con sus reglas propias. Cerca al bloque 19 está la Plaza Manuel Marulanda Vélez. Lo llamativo allí no es solo la efigie de
"Tirofijo" ni la imagen de
Raúl Reyes o la de
Alfonso Cano, o los grafitis en honor a la Yihad Islámica Palestina o al Hamás, sino lo que dicen los vecinos de las imágenes. "Ellos fueron héroes, chico, oprimidos por los neoliberales", dice exaltado
Rubén Castro, un conductor de taxi que ni siquiera ha viajado a Colombia..."
Desde las entrañas del culto a Hugo Chávez Frías - El Colombiano