A José García, quien hace un mes consignó su 12mm, aún no le han dado el incentivo previsto en el Reglamento de la Ley para el Desarme
Caracas.- José García cree en el proceso. Es un revolucionario convencido: un tatuaje del rostro y la firma del fallecido presidente Hugo Chávez en su brazo izquierdo lo corrobora. Hace un mes se sumó al desarme voluntario. Entregó, en la 41 Brigada Blindada de Valencia (Carabobo), un arma de fuego que usaba cuando andaba en “malos pasos”, y que guardó en casa cuando ya no quiso seguir con esa vida. “No estaba haciendo nada con ella, (los armamentos) llaman la atención de los choros, así que me sumé al plan desarme y la entregué”.
Haberse plegado al Plan Nacional de Canje de Armas de Fuego y Municiones mediante el Desarme Voluntario, que arrancó el pasado 29 de septiembre, es algo de lo que García se siente orgulloso: “Yo cumplí, ahora faltas tú. Sí al desarme, dale un punto de confianza al Gobierno”, escribió en su cuenta de twitter (@felixtapon) hace casi un mes. Pero García aún no recibe el incentivo que le prometieron el día que entregó su 12 mm. Y aunque no está arrepentido de haber apoyado la iniciativa, se siente estafado: “Entregué mi arma, pedí un crédito productivo y se burlaron de mí”, dijo.
A García tenían que llamarlo, en un plazo no mayor de 15 días, para hacerle entrega del incentivo, en su caso, un crédito productivo.
La explicación la dio a El Tiempo un funcionario de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA, uno de los centros de recolección de armas en Caracas): “Luego de que entregas el arma, el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz (Mpprijp) te contacta. No tienes que dar tu número de teléfono, puede ser el de otra persona”.
A la luz del Reglamento de la Ley para el Desarme y Control de Armas y Municiones, publicado en Gaceta Extraordinaria N° 6.129 del martes 8 de abril, al momento de hacerse efectiva la entrega del arma de fuego o municiones, la autoridad encargada de recibirlas debe otorgar al “dador o dadora” un instrumento de canje en el que queda establecido el incentivo.
Con dicho instrumento, el beneficiario debe dirigirse a la institución competente para hacer efectivo el canje. El documento no hace referencia a llamadas telefónicas, ni a plazos de entrega.
Cifras no tan alentadoras
A diferencia de García, Carmen Bastardo y Martín Gaspar Moreno, quienes también entregaron sus armas, ya están disfrutando de los incentivos: Bastardo recibió un aire acondicionado y Gaspar una laptop y una tablet durante un acto público, realizado el pasado 1 de noviembre, en el que la ministra del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Carmen Meléndez, entregó incentivos a 40 personas que -aseguró- dieron sus armas por iniciativa propia.
El Reglamento de la Ley para el Desarme es enfático: la entrega debe ser anónima.
No hay forma de saber cuántos de quienes se han despojado de sus armas han recibido incentivos, García dijo conocer por lo menos a unas 15 personas que como él atendieron el llamado al desarme y aún no han sido beneficiadas. No hay cuentas oficiales que contradigan su afirmación. Lo que sí es de dominio público es el número de armas que el plan logró recoger en un mes: entre el 29 de septiembre y 1 noviembre la cifra ascendió a 1.038.
Si el ritmo de entrega se mantiene, en un año el Plan de Desarme Voluntario habrá logrado sacar de circulación 12 mil 456 armas, es decir, 0,41% de las casi 3 millones que estima la Asociación Civil Paz Activa hay ilegalmente en el país. Si el cálculo se hace sobre la base de las estimaciones que maneja la Comisión Presidencial para el Desarme (creada en 2011 por Hugo Chávez), que indican que en Venezuela hay casi 1,5 millones de armas, la disminución de armamento en el territorio nacional ascendería a 0,83%. Un funcionario de la ONA dijo que, al menos en ese centro de recolección, el número de entregas ha bajado conforme han ido transcurriendo los días.
Cualquier arma que se recoja y se destruya es ganancia, sostiene el sociólogo dedicado a la Seguridad Ciudadana y a la Convivencia y director de Paz Activa, Luis Cedeño. “Hay que recoger siete armas y destruirlas para prevenir un homicidio”, explicó el especialista. El cálculo se desprende de estimaciones hechas por otros países con experiencia en materia de desarme, detalló. Si es así, y el ritmo de recolección del primer mes del plan no desciende, se habrán prevenido cerca de 450 homicidios durante el último trimestre de 2014, este cálculo no incluye las armas que se suman cada día al lote criminal de armamento ilegal. En 2013 la tasa de muertes violentas se ubicó en 39 por cada 100 mil habitantes, según el Mpprijp; y en 79 por cada 100 mil, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV).
Aunque Cedeño se proclama a favor de la iniciativa que busca disminuir la violencia homicida en el país, admitió que mil armas no representan nada: “Al mercado le están entrando entre 10 mil y 20 mil armas al año. Se siguen robando las pistolas de los cuerpos policiales. Si destruyes mil y entran 5 mil, no sirve de nada”.
Esfuerzos insuficientes
Si los números obtenidos durante el primer mes de vigencia del Plan de Desarme Voluntario se comparan con los alcanzados por otros países latinoamericanos, que en los últimos años también han puesto en marcha programas similares para reducir los índices de criminalidad, los resultados no son tan alentadores como destacan algunos funcionarios.
Uno de los casos más emblemáticos en materia de desarme es el del Brasil. En 2004, el gobierno brasileño, junto con organizaciones no gubernamentales, inició un plan de entrega voluntaria de armas que ha recogido hasta la fecha casi 600 mil. Se estima que en el país circulan cerca de 8 millones de armas ilegales, de acuerdo con un estudio del Instituto Sou da Paz publicado en 2010. Quiere decir que en seis años fueron retiradas cerca de 8%. Si en Venezuela se recogieran, en promedio, las 12.456 armas anuales estimadas según los resultados del primer mes del plan, en seis años habrían sido sacados de circulación solo 2,5% de equipos bélicos.
En Argentina fueron sacadas de circulación cerca de 120 mil armas en cinco años. Entre 2007 y 2012 el plan voluntario de armas redujo en aproximadamente 10% el armamento total en manos de civiles, reportó el Registro Nacional de Armas de ese país.
Al ritmo que lleva, Venezuela no podrá ni siquiera acercarse a la mitad de los logros alcanzados por Argentina o Brasil. Es que el desarme no camina solo: “El Estado debe invertir una gran cantidad de dinero si quiere resolver el problema de las armas. El plan desarme no parece tener el impulso que sí tienen otras iniciativas del Estado. Dentro de una política de seguridad ciudadana, la iniciativa no puede ir sola, tiene que estar acompañada de grandes programas de seguridad pública”, afirmó Cedeño.
El desarme voluntario tampoco resuelve por sí solo el problema de la delincuencia, agregó Cedeño, y explicó que “las armas que se están recogiendo no son de grupos delictivos”. Es que a los delincuentes “los tienen que desarmar los cuerpos de seguridad del Estado”, subrayó el experto en seguridad.
En los últimos 15 años, el gobierno ha puesto en marcha, mínimo, 20 planes de seguridad. Ninguno ha rendido frutos, al menos, no permanentes. Para Cedeño, el problema no son los planes en sí mismos, sino la falta de continuidad. “Uno quiere de forma honesta que los planes para acabar con la criminalidad funcionen, que le funcionen a quien sea, pero que funcionen”.
Irregularidad extra
El Reglamento de la Ley para el Desarme es claro en cuanto al procedimiento que debe realizarse para la recepción de armas y sobre cuál será el destino final de los artefactos bélicos recolectados: todos, sin excepción, deben ser destruidos.
Pero algunos no están respetando los lineamientos de la legislación que tardó dos años en ser promulgada.
Cuando García llegó a la 41 Brigada Blindada de Valencia para entregar su 12 mm se sorprendió: en el recinto, uno de los funcionarios le ofreció dinero a cambio del arma, relató. El hombre se negó. “Si se la vendía quedábamos en las mismas”.
Que conste en acta
Hay 72 centros de recepción de armas distribuidos en todo el territorio nacional. A cualquiera de ellos pueden acercarse los ciudadanos interesados en despojarse de artefactos bélicos. En ninguno podrán exigirles datos personales o documentos de identificación. El desarme es anónimo, está claro en el Reglamento de la Ley para el Desarme y Control de Armas y Municiones, y los especialistas insisten en que ese aspecto de la iniciativa es crucial para que funcione. Luego de que el ciudadano entrega el arma, el funcionario debe expedir un acta de recepción que contendrá los datos descriptivos del artefacto y/o munición recibida: tipo, marca, modelo, calibre y serial. Una copia del documento (ver imagen) debe ser entregada al “dador”.
322.347
Armas de fuego fueron incautadas y destruidas en Venezuela entre 2003 y 2012, reportó el extinto Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, ahora Ministerio de Relaciones Interiores y de Justicia.
13.126
Armas de fuego han sido inutilizadas en lo que va de 2014 en 125 jornadas realizadas en todo el país, informó la ministra de Relaciones Interiores y de Justicia, almirante Carmen Meléndez, el pasado viernes 7 de noviembre.
5.000
Armas de fuego, aproximadamente, ingresan ilegalmente al país cada año, estima el director de la Asociación Civil Paz Activa, Luis Cedeño.
95%
De todas las armas ingresadas al país en los últimos 30 años, las ha traído el Estado, destaca el director de la Asociación Civil Paz Activa, Luis Cedeño.
7
Es el número de armas que deben ser destruidas para evitar un homicidio. El cálculo lo han hecho países que adelantan planes para la reducir la circulación de armas en sus territorios, dijo el director de la Asociación Civil Paz Activa, Luis Cedeño.
10%
Aumentaron las adquisiciones de material de defensa en América Latina en el período comprendido entre 2009 y 2013, respecto al lustro anterior, según el Sipri (Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo).
555%
Aumentaron las importaciones de armas en Venezuela entre 2007 y 2011. El país es el segundo importador de armas en toda América (después de Estados Unidos), señala el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri).
3 millones
De armas, aproximadamente, circulan en el país, de acuerdo con estimaciones de Paz Activa. De este total sólo tienen permiso legal entre 75 mil y 100 mil, indica el director de la referida Asociación Civil, Luis Cedeño. Los cálculos hechos por la Comisión Presidencial para el Desarme (creada en 2011) refieren que en Venezuela hay entre 1,2 y 1,5 millones de armas.
90%
De los homicidios que ocurren cada año en Venezuela se cometen con armas de fuego automáticas. El sociólogo, dedicado a la Seguridad Ciudadana y a la Convivencia, Luis Cedeño, asegura que el armamento recolectado en los desarmes voluntarios suele ser viejo.
1.038
Armas fueron entregadas voluntariamente, entre el 29 de septiembre y 1 de noviembre, dijo la ministra de Relaciones Interiores y de Justicia, almirante Carmen Meléndez.
Alejandra Rodríguez Álvarez