jueves, 7 de enero de 2016
PNB requiere revisión por corrupción interna
El cuerpo policial que en un principio se mantuvo "limpiecito" va acumulando denuncias de funcionarios criminales. El brillo no le duró ni 10 años.
La Policía Nacional Bolivariana era necesaria, su nacimiento concretado en 2009, surgió de una recomendación bien fundada de la Comisión Nacional de la Reforma Policial de 2006. Pero, lo que se había propuesto como un cuerpo de seguridad renovado y capaz se ha visto empañado por numerosas denuncias que involucran a sus miembros en hechos delictivos.
En agosto, en una misma semana, el propio Ministerio Público acusó a un PNB por presuntamente participar en un secuestro, junto con cuatro hombres más, de un comerciante de Vargas. Y pocos días antes otros siete efectivos de la misma institución policial estuvieron incursos en hechos escandalosos. Cuatro fueron privados de libertad por su presunta responsabilidad en la muerte de un joven hallado en las inmediaciones de la plaza Los Museos de Los Caobos. Mientras que tres funcionarios, entre ellos una mujer, incurrieron en los delitos de trato cruel al presuntamente abusar sexualmente de un recluso con un objeto punzopenetrante que se encontraba en la cárcel de Uribana, en Barquisimeto.
El director de la ONG Paz Activa, Luis Cedeño, confirma que las estadísticas que ha realizado la organización no gubernamental que preside, evidencian que la PNB siendo una policía tan nueva, en corto tiempo ha asimilado una cantidad de vicios por encima de cuerpos de seguridad con mayor tiempo de funcionamiento, como las municipales y estadales.
NACIÓ PODRIDA
El sacrificio de la cantidad por encima de la calidad, por el supuesto ánimo de rescatar el tiempo perdido que transcurrió entre el anuncio del nacimiento y la verdadera fecha de ejecución, a juicio del criminólogo Fermín Mármol García, provocó desde un principio que se cometieran muchos errores. La poca preparación es uno de ellos.
El abogado explica que la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), encargada de la formación académica y práctica de los funcionarios no aplicó correctamente el filtro en relación a los aspirantes, pues a su juicio tuvo mucha carga ideológica y político-partidista. "Más la necesidad de egresar promociones muy robustas (en cantidad) y no era lo que se pretendía. Eso trajo como consecuencia que veamos la cantidad de muchachos que a simple vista se ven inexpertos. En los trabajos de investigación que se han hecho se ha podido evidenciar que no salen con el entrenamiento de uso de armas de fuego, no hubo entrenamiento porque no había suficientes municiones", denuncia el abogado.
Las fallas en las aptitudes de los aspirantes y la excesiva permisología también han jugado en contra. De acuerdo con Mármol García, muchos aspirantes no tienen la vocación, y además tampoco se hacen las pruebas psicotécnicas necesarias. "Por eso la policía nace con un error estratégico de políticas públicas, asfixiando a las policías municipales, cuando la Constitución permite la convivencia de tres modelos de policía", sostiene el criminólogo, quien recuerda que al irrumpir en la actividad pública, la PNB provocó el cierre de academias de policías. "Le dieron toda una publicidad para otorgarle preponderancia y eso le hizo año al estamento municipal", agrega.
Pero la cantidad de uniformados activos tampoco ha correspondido a la promesa hecha. Cedeño denuncia que la PNB no ha crecido lo rápido que ha debido. Dice que no puede precisar la cantidad actual de funcionarios, pues la cifra oficial se suma a la lista de deudas del Estado y a las dificultades del acceso a la información, pero estima que existen entre 15 y 21 efectivos. "Es muy poca la gente que sale de la UNES. Capacitar 800 uniformados por tiempo académico es insuficiente todavía, porque hay un gran déficit agudo a nivel nacional. Si le preguntas a una persona qué es lo que quiere, responde que ver más policías", sostiene el sociólogo de la ONG Paz Activa.
SE DAÑARON LOS FILTROS
En un principio para entrar en funcionamiento, la PNB tuvo que absorber funcionarios de la Policía Metropolitana, sobre todo los de alto rango, y muchos de ellos ya traían vicios, según denuncia Cedeño. Por eso es que tiene problemáticas muy parecidas a las policías nacionales y estadales. "Además, el Estado ha decidido seguir tratando a las personas que trabajan en las fuerzas de seguridad como personal `obreril’, porque se les paga sueldos de obrero y no le ofrece protección social adecuada. La carrera policial no ha sido atractiva económicamente, y la presión popular lo expone en una situación de vulnerabilidad en la cual es fácilmente corrompible" (sic).
Los uniformados, a su criterio, suelen ser infieles pues rompen su juramento de ser policías para hacer otra cosa. "Si no están haciendo servicios de seguridad privada, se dedican a formas de delincuencia que les da más dinero".
La promesa entonces de que la PNB sería la entidad por excelencia que llegaría para acabar con el crimen no se ha cumplido. "Lamentablemente no corrigió los defectos que pudo haber tenido la Policía Metropolitana, no tuvo nada novedoso, de lo cual podamos sentirnos impresionados", apunta Mármol García.
Para Cedeño, la fórmula que puede atacar este cáncer es: Más y mejores policías. Pero para tener eso se necesita entrenarlos mejor, invertir más dinero y pagarles más. Asegura que en el país no existe una política de seguridad pública que funcione porque el Estado dedica a este gran problema que afecta al 80% de los venezolanos solo el 1% del presupuesto nacional. "Uno pone dinero en las cosas que le interesan", concluye.
NO INSPIRAN CONFIANZA
Fermín Mármol García destaca que la II Encuesta sobre Delito Organizado en Venezuela, que publicó el Observatorio Venezolano de Violencia y Paz Activa, tiene un dato interesante: el 80% de los encuestados, tiene el temor de cooperar con los cuerpos policiales y eso incluye a la PNB. "Comparando ese ítem en 2015 con el de 2013, la PNB no pudo lograr conquistar la confianza de la ciudadanía".
Ello a pesar de que con su nacimiento, se reformuló hasta los uniformes de los cuerpos policiales para hacerlos más acordes a una "policía preventiva, humanista", según el MIJ. Por eso, se definió que los colores fueran "pastel, frescos, que irradian seguridad mas no agresividad ni represión", según explicó en 2009 el comisario Liderlis Montero, entonces coordinador del proyecto de estándares del servicio nacional de policía.
Fuente: Tal Cual (KEILYN ITRIAGO MARRUFO / SARAÍ COSCOJUELA OJEDA)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario