Caracas.- Horas después del asesinato del diputado Robert Serra y su acompañante, voceros del Gobierno insistieron en adelantar que este hecho fue ejecutado por sicarios.
No es la primera vez que esto ocurre. Tras el homicidio del concejal Eliézer Otaiza en abril pasado, el jefe de Estado, Nicolás Maduro, lo calificó de político y posteriormente el 30 de abril -durante un acto en Propatria- dijo que fue un caso de sicariato. La investigación posterior demostró que un grupo de delincuentes lo había cometido.
Algo similar ocurrió tras las manifestaciones del 12 de febrero, cuando Juan Montoya, coordinador del Secretariado Revolucionario de Venezuela, -que agrupa a colectivos de Caracas-, recibió un impacto de bala que segó su vida. En ese momento el presidente del parlamento, Diosdado Cabello, apuntó que se trataba de un asesinato perpetrado por el fascismo.
Especialistas advierten que solo las investigaciones pueden arrojar la resolución del caso. El criminólogo Francisco Javier Gorriño y el director ejecutivo de la ONG, Paz Activa, Luis Cedeño, consideran que ante un homicidio de tanta exposición pública como el de Serra las autoridades deben actuar apegadas a lo que dicten las averiguaciones, y por ninguna razón o circunstancia apresurar la resolución del caso, pues se pueden arriesgar a exponer una tesis que luego no pueda ser probada.
Este jueves, tanto el presidente Nicolás Maduro, como el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, señalaron que el homicidio de Serra fue encargado. El jefe de Estado dijo que “estaban cerca de dar un fuerte golpe a la banda de sicarios”, y Samper sostuvo que el hecho es una “señal de infiltración del paramilitarismo colombiano”, donde abunda el sicariato.
Modus operandi
De acuerdo con la información ventilada sobre el caso Serra, un grupo de seis personas entró a su residencia. Tanto al parlamentario como a su compañera le propinaron múltiples heridas con arma blanca.
Cedeño sostuvo que los aspectos descritos no concuerdan con la tesis del sicariato, pues “no sigue el guión típico”, ya que “un sicario suele trabajar solo o con una persona, y a Serra lo atacó un grupo”.
Gorriño enfatizó que en los casos de sicariato, el asesino busca causar la muerte de forma rápida (arma de fuego), lo que contrasta con lo ocurrido con Serra y su compañera.
Para Cedeño, el asesinato del diputado parece un ajuste de cuentas “muy personal”, un caso en el que un individuo con diferencias con Serra pudo haberse convertido en el homicida. Sin embargo insistió en la necesidad de esperar los resultados de la averiguación.
Pese a eso, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, insistió -ayer- en la tesis de la muerte por encargo, al calificar el crimen de “sicariato político”, mientras el diputado William Fariñas (Psuv) declaró que “hubo una reunión el martes, donde se decidió la muerte de Serra y participó el paramilitarismo”.
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