Recientemente presentaron los resultados de una investigación realizada por el Centro Gumilla donde se aplicaron encuestas a estudiantes y maestros sobre la violencia que han presenciado en sus centros de enseñanza. Concentraron su muestra en Catia y Petare (comunidades populares de Caracas), bajo el criterio de que en esas zonas ya tienen situaciones de inseguridad graves. Una de las primeras conclusiones a las cuales llegaron fue que la violencia que se está experimentado hoy día dentro de los recintos escolares es muy similar a la que se experimenta en las calles de esas mismas comunidades. A ello hay que afrontar otros tipos de violencia que siempre han sido parte del entorno escolar: las burlas, el abuso, el sectarismo, la presión social y la competencia. Pero esa mezcla ya compleja por la cual deben pasar los jóvenes en edad escolar hay que añadir: el cigarrillo, el alcohol, drogas, armas blancas y de fuego, abuso de poder, el respeto, la culebra y diversas formas de abuso y violación sexual.
La identificación de los jóvenes en situación de riego de convertirse en delincuentes no es mayor problema, todos saben quienes son los que van por mal camino, la falta radica en que los maestros no están en la capacidad de intervenir a esos jóvenes y tampoco existe el capital humano a nivel de trabajadores sociales y sicólogos que traten el problema como una política de prevención. Cuando esos jóvenes ya han delinquido, solo queda en muchos casos la represión, la sanción o en muchos casos la muerte violenta en manos de otros como él o por los cuerpos de seguridad del Estado.
Pueden leer mas sobre esta investigación en: http://www.gumilla.org/violenciaescolar
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